martes, 22 de febrero de 2011


DECRETO DE CONVIVENCIA DE CASTILLA LA MANCHA: UN PASO MÁS PARA LA MEJORA


La buena convivencia en los centros es algo que se viene tratando desde no hace mucho tiempo, por lo que aún puede carecer de implicación en algunos aspectos que se tratarán a continuación.

Este decreto ha surgido como resultado de los continuos y cada vez más sonados problemas de convivencia en los centros, que pueden suponer un conflicto para la educación y, por tanto, lo que se quiere es mejorar esto para poder mejorar también ,en parte, el sistema educativo actual.

Se pretende entonces garantizar la protección y la defensa de toda la comunidad educativa, pero sobre todo la de profesores y alumnos, basándose en generar un respeto mutuo y en solucionar los conflictos mediante el consenso gracias a la mediación escolar.

Pero, todo sería mejor si tomáramos antes unas “medidas de prevención” que impidan que ese comportamiento se dé y no sea necesario tratarlo en el futuro.

Esto también lo ha contemplado el decreto con ideas como la incorporación a la educación de valores que fomenten una convivencia, la mejora de la interacción entre el profesor y el alumno (esto evitaría muchos conflictos) , comprometer a las familias en el proceso educativo con jornadas de intercambio, por ejemplo o también que los centros estén en contacto con otras instituciones que se encargan de la convivencia como organizaciones contra el acoso escolar o con otros institutos para mejorar la situación en los escuelas. Además también se previene este tipo de problemas de convivencia mediante campañas de sensibilización por diferentes medios de comunicación.

Es realmente curioso, cómo este decreto ha intentado calar hondo en las escuelas, y lo digo porque hay un aspecto que me ha llamado mucho la atención y es la manera en cómo se recogen esos principios y valores que la escuela pretende dar para mejorar la convivencia. Esto se hace de la siguiente manera: los padres, profesores y alumnos se ponen de acuerdo en la elaboración de estos principios y una vez aprobado por todas las partes se pone en un lugar visible en la escuela.

Las normas de convivencia que se deberían imponer de forma general serían algunas como que tanto el alumno como el profesor cumplan con sus propios deberes o tareas, que respeten a los demás, que participen de manera democrática en el proceso educativo y que busquen una resolución pacífica de los conflictos mediante el uso de equipos de mediación. Estos últimos se encargan de solucionar el problema mediante unas personas imparciales con las cuáles se puede llegar a un acuerdo con la parte con la que tienes el problema sin que este tenga más trascendencia.

Pero, también hay casos en los que no queda más remedio que imponer una sanción. Por ejemplo, cuando en el mismo curso un alumno ha tenido dos conflictos y no se han solucionado con este método se da por hecho que no es viable para su caso y se impondrá la sanción que se considere oportuna.

Pero, en la mediación no sólo entran las partes implicadas, sino también las personas que abogan por la resolución del problema, los profesores, el centro y, los padres. No nos olvidemos de ellos ya que tienen que encargarse de que ese acuerdo al que se llega con la mediación se cumpla, a excepción de si el afectado es mayor de edad.

Este método de resolución de conflictos, en el caso de que se realice, debe estar integrado en la normativa del centro.

Por otra parte, el centro tiene el poder de demandar a los padres o representantes legales de los alumnos que favorezcan su comportamiento mediante la toma de medidas.

También los propios profesores tienen cierto poder sobre algunas sanciones. Por ejemplo, en caso de conducta que perturbe gravemente la convivencia se puede ordenar el cambio de clase o grupo o la elaboración de un plan de trabajo en el que los padres o el representante legal del alumno tienen el deber de colaborar en él para la mejora del comportamiento del colegial.

En caso de que un escolar rompa material del centro, éste será reparado por los padres o por el alumno.

Pero a este decreto se le puede realizar una pequeña crítica y una propuesta de mejora que sería buena que hiciéramos.

Para empezar, apoya las medidas de prevención pero se queda vacío en cuanto a que no programa cómo hacerlas.

Además, aunque habla de la incorporación de los padres al proceso educativo, mucha responsabilidad recae aún sobre el maestro, que además de que enseña, tiene también que educar y eso deberían hacerlo los padres casi en mayor medida que los docentes.

Por otra parte, incide en aspectos obvios y lógicos como respetar a las personas ya sean semejantes o diferentes a ti. Y eso es muy importante pero está claro que se este decreto parte desde el respeto por lo que se podía haber indagado sobre cuestiones más profundas que precisan a lo mejor de una aclaración más amplia.

Como propuesta me gusta, por ejemplo, que los niños arreglen los materiales que estropean pero no creo que deban pagarlo los padres sino el que lo ha roto, mediante la ayuda a un profesor o trabajos fuera del horario escolar para que aprenda a valorar mejor lo que tiene alrededor.

Para comprobar que este decreto ha sido entendido no sólo por mí, sino también por otros alumnos, he visualizado un Power Point del grupo 3 realizado por algunos de ellos en el que se refleja con bastante exactitud las ideas fundamentales que este decreto nos ha querido transmitir.

Para concluir, decir que tanto profesores como padres y familias influyen enormemente en el alumno por lo que deberían estar presentes en la educación, que es un pilar esencial en la vida del individuo. Para conseguir la involucración de los padres y las familias lo ideal es contar con ellos, tanto en lo bueno como en lo malo para que estén al tanto y se sientan partícipes de la educación de sus hijos o de su familiar.

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