miércoles, 18 de mayo de 2011

¿EN GRUPO?

En nuestro país, en el Proyecto para la Reforma de la Enseñanza , del Ministerio de Educación y Ciencia (1987) se dice textualmente:


"La escuela a de proporcionar un medio rico en  relaciones personales, promoviendo intercambios entre los compañeros de ambos sexos a través del juego, del diálogo y de la comunicación, del trabajo cooperativo y en común. En el grupo de sus iguales, bajo la dirección y con el apoyo del profesor, los niños aprenderán a confrontar  sus puntos de vista, a aceptar sus diferencias,  a ayudarse mutuamente y a ser solidarios, a trabajar en proyectos comunes, a darse sus propias normas y a cumplir los compromisos colectivamente adoptados. Todo ello es básico para la convivencia democrática y contribuye a desarrollar tanto el sentido de la tolerancia como el sentido crítico.”







En este párrafo queda reflejada la filosofía del aprendizaje cooperativo, aludiendo varios aspectos fundamentales:


- El aprendizaje entre iguales: el aprendizaje en grupos cooperativos como instrumento escolar
- El profesor como guía
- El aprendizaje cooperativo como herramienta para la convivencia
- Desarrollo de las capacidades críticas de la sociedad
- Fomento de la tolerancia y la solidaridad

TRABAJAMOS JUNTOS
Las semanas que hemos dedicado a trabajar  el aprendizaje cooperativo han sido muy útiles en primer lugar para ampliar mi visión sobre ciertos “prejuicios” en el ámbito educativo. Pues casi todos conocemos la educación como un sistema segregador y competitivo.  Ideas manifiestas en las aulas, creencias con las que hemos crecido, quizás conformen un concepto de “normalidad” que no corresponde con la situación real.
Es frecuente escuchar quejas sobre nuestra sociedad, competitiva y egoísta, en la que no abundan precisamente las conductas altruistas y de cooperación; y sin embargo en la escuela seguimos utilizando métodos que potencian esa competitividad. De igual modo creemos que la educación no ofrece una formación que prepare a los alumnos a ser eficaces en el mundo laboral y económico, pero seguimos utilizando métodos poco eficaces. En último lugar, hay quienes protestan ante la escasez de capacidades críticas en la sociedad actual, aunque los métodos que utiliza la escuela son justamente los que menos facilitan tales capacidades críticas.

 Estos tres aspectos: la competitividad, la poca preparación frente a la vida laboral y la formación crítica en la sociedad de las personas, son cuestiones que abarca el aprendizaje cooperativo, que hasta ahora había asumido como características del sistema educativo y no como problemas a resolver, pues es difícil hablar o pensar en algo, hasta que lo conocemos. Así, hemos experimentado nosotros mismos las dificultades y las ventajas de la dinámica cooperativa en el aula, formando y organizando nuestros grupos de trabajo, así como las actividades realizadas.

Como conclusión, debo destacar la aparición de factor importantísimo en la práctica del aprendizaje cooperativo: la motivación. Durante estos días hemos sido dueños de nuestro propio aprendizaje, donde la organización interna del grupo era el pilar fundamental. El profesor nos guiaba, pero éramos nosotros quienes tomabamos las decisiones, según el roll que habíamos decidido asumir dentro del grupo. De este modo, la actividad adquiría un sentido y nos motivaba a perseguir nuestros objetivos, tanto individuales como grupales.
El trabajo cooperativo se ha dividido en varias fases:

1. La construcción del grupo
2. La selección de un tema para el grupo
3. La selección de un subtema para el grupo
4. Preparación del subtema
5. Presentación del subtema
6. Evaluación


EL GRUPO

Continuamente, nuestra vida se desenvuelve en pequeños grupos (familia, pandilla, clase…). Es más, podríamos considerar que la formación de grupos es algo inevitable a la vez que necesario en nuestras vidas. En las aulas, la formación de grupos adquiere notable relevancia si valoramos que las agrupaciones informales nos pueden ayudar a alcanzar metas formales. En suma, el grupo y su organización tiene una clara incidencia en la conducta de sus miembros, de modo que un individuo alcanza sus objetivos si el grupo los alcanza, lo que supone que estas personas deben cooperar para lograr sus metas. No obstante, los trabajos individuales son igual de necesarios que cualquier trabajo grupal, cada uno con unas capacidades a trabajar y unas características propias.

LA DIFERENCIA, ENRIQUECE NUESTRO APRENDIZAJE

No hay duda que la interacción social es indispensable para la climatización de un ambiente cooperativo en el aula, con ello nos referimos tanto a la relación entre alumno-alumno, como la relación profesor-alumno, y qué los grupos en donde se da el aprendizaje entre iguales es aquel heterogéneo, que ofrece diversidad. Por ello, si esta metodología proporciona apoyo social para los alumnos, soluciones a los conflictos escolares y autoestima y motivación, ¿Cómo no va a integrar a aquellos niños "diferentes"? El hecho de ser todos diferentes y poder aportar, cada cual, su porción de conocimientos, desde diferentes ángulos es lo que configura el aprendizaje cooperativo, un aprendizaje que permite que todos aprendamos de todos.





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