jueves, 10 de marzo de 2011

¿PARA QUÉ PREJUZGAR? SI ADEMÁS DE PARA EQUIVOCARNOS NO VALE PARA NA.

Por suerte, desde hace ya algunos años nuestra sociedad se compone de una diversidad que antes no habíamos experimentado. Tiempo atrás conocer a una persona de otra raza y cultura era algo exótico, poco frecuente.

En mi opinión, la diversidad siempre es fuente de conocimiento y reflexión, facilita la curiosidad, el replanteamiento de ideas, nos permite adquirir nuevos conceptos, en resumidas cuentas, es una oportunidad para reinventarnos y aprender de los demás aquello que también es válido para uno mismo.

Dichosamente hoy convivimos con personas de distintas procedencias, que transportan con ellos sus diferentes idiomas, religiones, culturas, vestimentas, gastronomías, formas de pensar. Desde la escuela debemos hacer presente en el día a día de los alumnos el valor y la riqueza de la diversidad.

Debemos fomentar el entendimiento, la pluralidad. Los educadores (padres/madres y profesores) somos actores principales con capacidad para potenciar y amplificar la buena convivencia siempre que transmitamos:

· Que el respeto es la premisa básica para vivir en sociedad. Que no compartamos o comprendamos algo: una idea, una vestimenta, no nos autoriza a despreciarla.

· Trasladando que todos poseemos nuestra propia escala de valores, y que la hemos ido “construyendo” con la ayuda de la sociedad en que la nacemos, la comunidad en la que crecemos, la familia que nos educa. Y que conocer la escala de valores de los demás, nos garantiza comprenderlos mejor y aprender algo valioso de ellos.

· Generando la adopción y el intercambio de ideas. Conocer otras costumbres ha hecho que nos enriquezcamos, que tengamos más opciones entre las que elegir y el hecho de que se viva esa diversidad hace que las personas podamos ser más abiertas y receptivas, con menos prejuicios, con más posibilidades.

· Enseñando a nuestros alumnos e hijos a situarse en el lugar del otro. Para comprender a una persona, hay que emplazarse en su realidad.

Aportada la reflexión principal y antes de entrar en materia con mi actividad sobre el cuento de Los Blues quiero compartir con todos vosotros una visión entretenida y sencilla para iniciar a nuestros alumnos en el conocimiento de otras culturas y costumbres, para el respeto al diferente y para propiciar la igualdad de género.



Mi actividad sobre Los Blues.

Con la visión de los videos, la lectura y la representación de cuentos de este tipo estamos propiciando un ambiente distendido de aprendizaje en el que los niños sin darse cuenta trabajarán las competencias lingüística, interpersonal, emocional, ciudadana, interacción con el mundo físico, la artística y cultural y la de aprender a aprender.

Con él cuento lo primero que haríamos sería una lectura colectiva del texto, cada niño/a leería de forma continuada un fragmento del cuento siendo todos participes del mismo. Tras esto, el profesor guiaría la comprensión y fomentaría el dialogo sobre el cuento en pequeños grupos de trabajo.

En la siguiente sesión los trasladaríamos a la sala de juntas del centro para que pusiesen en común las opiniones en gran grupo y para que empezasen a diseñar como les gustaría representar esta historia con guiñoles para sus compañeros de las otras clases.

En todo este espacio los docentes somos meros conductores que buscamos sus reflexiones, sus inquietudes.

Representado el guiñol y enfatizados los valores y conductas plurales de convivencia que debemos promover desde el torrente de socialización que es la escuela. Los alumnos, tanto de clase, como de las restantes, harán un pequeño resumen de cómo debemos convivir.

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