sábado, 30 de abril de 2011

ÍNDICE DE INCLUSIÓN: 28 DE FEBRERO- 15 DE ABRIL

En estas semanas, hemos estado trabajando el Índice de Inclusión, que es un conjunto de materiales que están diseñados como forma de apoyar a las escuelas que quieren avanzar hacia una educación inclusiva. Por tanto, con este índice se pretende romper las diferencias que puede haber entre las personas en las aulas.

Empezamos leyendo un texto, en el que se nos contaba la historia de Jorge, un alumno con Síndrome de Down que no podía ir al mismo colegio que su hermano debido a su discapacidad.

Esto debería ser inadmisible en pleno siglo XXI, donde presumimos de buscar la igualdad y, en cambio, no hacemos más que clasificar a la gente por sus diferencias. Estoy segura de que este afán por clasificar todo en “lo normal” y “lo que se sale de lo normal” viene tanto de los colegios, como de la gente de a pie y de los docentes, que han crecido con una cierta ideología que manifiestan sin problemas en las aulas y, lo que es peor, a sus alumnos.

Si preguntáramos a un profesor de un centro de educación especial sobre la idea de integrar a sus alumnos en un aula ordinaria, la mayoría diría que eso es un disparate, que allí no se les atendería bien y que tendrían problemas que podrían afectar a su desarrollo y a su aprendizaje.

Si ni siquiera los docentes de estos centros especiales están convencidos del éxito que podría tener incluir a los niños con necesidades educativas especiales en las aulas ordinarias , estaríamos cerrando el camino a la igualdad para seguir perpetuando en el tiempo un modelo educativo excluyente.

Para empezar con nuestro trabajo, cada componente del grupo tenía un rol asignado ( coordinador, ayudante de coordinador, portavoz, secretario y encargado del material). Cada uno se metía en su papel y nos organizábamos el tiempo de trabajo. Se producía una dualidad: mientras que reflexionábamos sobre el problema de Jorge, aprendíamos a organizarnos y a trabajar de forma cooperativa.

Ante la situación de Jorge, se nos hicieron una serie de preguntas para seguir reflexionando, más si cabe, en el tema. Las cuestiones fueron las siguientes:

1. Introduce la historia con tus palabras.

2. ¿Cuáles son las barreras que limitan una escuela por y para todos?.

3. ¿Cómo podemos conseguir ese cambio hacia una educación para todos?.

4. ¿Por qué es necesario un cambio cultural?.

5. En el artículo nos habla del índice de inclusión como estrategia para evaluar en qué situación se encuentran los centros, y tener claro un punto de partida. Con tus compañeros, vais a revisar el índice de inclusión, vais a elegir uno de los apartados del índice y a trabajar uno de los cuestionarios, desde vuestro conocimiento del sistema educativo (seguramente como alumnos).

Teníamos que tratar todas las preguntas, pero en especial la última, para profundizar en el Índice, reflexionar y dar sentido a muchas cuestiones de nuestro proceso de aprendizaje.

Elegimos para trabajar el Índice la Dimensión C o la dimensión práctica donde escogimos el punto 1.4 “Se implica activamente a los estudiantes en su propio aprendizaje”.

Para trabajar este apartado, se utilizaba un cuestionario con preguntas muy interesantes. Voy a destacar especialmente algunas sobre las que reflexionó mi grupo desde nuestra propia experiencia:

1. ¿Se valoran y se tienen en cuenta los conocimientos previos y experiencias del alumnado para los nuevos aprendizajes?.

Según mi experiencia no es así. La falta de comunicación de los profesores es la causa, en gran parte, de que pases de un curso a otro con contenidos pendientes del año anterior. ¿Quién no ha oído nunca esta frase: “eso ya lo tenías que haber visto el año pasado”? y muchos nos habremos preguntado: ¿Acaso es culpa mía no haberlo dado?. Aún así no importa, el profesor continúa dándote contenidos más difíciles sin haber aprendido lo básico y por eso, muchas veces, algunos alumnos se quedan enganchados o atrancados en una asignatura y es ahí cuando resulta complicado ayudar al alumno porque hay que empezar desde el principio. Pero eso no es lo peor, lo más negativo es la desmotivación que se produce en el alumno y a eso ya es más complejo hacer frente.

2. ¿Se favorece en el alumnado una progresiva autonomía en relación con la planificación de su trabajo, la reflexión sobre su desempeño mientras lo realiza y las evaluaciones sobre los procesos y los resultados obtenidos con el fin de introducir mejoras en situaciones futuras?

En absoluto, desde un principio les dicen absolutamente todo lo que tienen que hacer. Ni siquiera les dejan la libertad de elegir cómo quieren presentar un trabajo ( si a mano a ordenador) las líneas o el espaciado que quieren utilizar y mucho menos se hace reflexionar sobre si ese trabajo tiene utilidad o cuál es. En general, no se enseña a meditar sino a memorizar, y eso no sirve para su vida diaria. Por tanto, si no reflexionan mucho menos van a saber evaluarse tanto en el resultado como en el proceso. Por eso parece que no participan en las propuestas de mejora (si es que alguna vez les han preguntado). Esto que se hace desde pequeños cuesta mucho cambiarlo después cuando llegan a la universidad o en su trabajo y en su día a día. Hay gente que a pesar de ello desarrolla un espíritu crítico pero, es la excepción más que la regla.

3. ¿Son capaces los estudiantes de utilizar la biblioteca y los recursos tecnológicos por ellos mismos?.

Teniendo en cuenta mis propias vivencias y las de mis compañeros, he de decir que creo que no se ayuda a los estudiantes a utilizar la biblioteca y los recursos tecnológicos. Sin esa ayuda, es muy complicado que los estudiantes vayan por sí mismos al archivo. En cambio, es más fácil que aprendan a usar la tecnología puesto que es algo que cada vez es más esencial y su uso empieza a edades muy tempranas.

En muchas ocasiones, la biblioteca del colegio está cerrada. ¿Cómo puede ser que una biblioteca de un centro esté así?. Muchas veces se dice que es porque los alumnos no respetan el material. Si nosotros les enseñamos desde pequeños a explorar en la biblioteca, a utilizar sus recursos y fomentamos el respeto por esta parte del centro, en vez de esconderla, eliminaríamos ese problema y además nuestros pequeños empezarían a saber moverse con los libros mucho mejor y sabrían utilizar esos medios tan maravillosos que tienen al alcance de sus manos.

Ante estas cuestiones, podemos llegar a unas propuestas de mejora como por ejemplo que el profesor muestre el sentido de las actividades que se desarrollan en el aula y deje que los alumnos sean responsables de su propio aprendizaje.

También hay que enseñar a buscar , seleccionar e interpretar la información y dejar que los alumnos manipulen los medios que tienen a su alcance.

Hay que trabajar en grupo de forma cooperativa (como hemos hecho nosotros en esta actividad) donde cada uno tenga un rol asignado, fomentando así que los niños se sientan responsables de su propio aprendizaje y que valoren su propio trabajo, encontrando utilidad en aquello que hacen.

Para poner en práctica el aprendizaje cooperativo el maestro tiene que conocerlo y saber enseñarlo a sus alumnos.

Trabajar en grupo también crea valores como la solidaridad, la cooperación y la comprensión hacia los demás, mejorando las relaciones interpersonales y creando lazos afectivos entre los alumnos.

Para finalizar, contemplamos unas citas en nuestro trabajo, donde se podía ver cómo a lo largo de la historia se ha favorecido el concepto de trabajo cooperativo. He aquí un ejemplo: “Los estudiantes podían beneficiarse con la enseñanza del uno al otro” Quintiliano, Siglo I D.C.

Después de realizar esta actividad y llegar a estas conclusiones, llegó el momento de valorarnos y de ver cómo habíamos trabajado. Fue muy enriquecedor y positivo ver cómo te valoran tus compañeros y ver cómo has trabajado.

En nuestro caso, tuvimos que corregir algunos problemas organizativos (sobre todo el tiempo empleado para cada actividad) y proponer algunas mejoras para las siguientes actividades como aumentar el grado de responsabilidad individual. Nos propusimos también objetivos nuevos para los próximos trabajos como optimizar mejor el tiempo y ser más productivos en las horas de trabajo grupal.

Por otro lado, consideramos que hicimos especialmente bien el respetar todas las opiniones que escuchamos y el entendimiento que hay en nuestro grupo.

En este trabajo hemos aprendido y reflexionado a cerca de varios temas. El primero sería la desigualdad. Hemos visto cómo en los tiempos en los que estamos siguen existiendo colectivos que están excluidos de la sociedad por temor a que no funcione su inclusión.

En segundo lugar, hemos podido observar cómo el aprendizaje cooperativo lleva detrás numerosos beneficios, como por ejemplo, el fomento de las relaciones entre los componentes del grupo, el respeto y la solidaridad a la par que una reflexión profunda sobre el tema que se trate.

Porque todos podemos aprender de todos, no perdamos las oportunidades de crecer, madurar y reflexionar que nos puede proporcionar cualquier persona, independientemente de sus circunstancias.

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